La dislipidemia es una alteración de las concentraciones plasmáticas de los lípidos, caracterizada por un aumento de los niveles de colesterol, o de los niveles de triglicéridos, o una disminución de los niveles de colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad (HDL). El diagnóstico se basa en la medición de las concentraciones de colesterol total, triglicéridos y lipoproteínas.
La dislipidemia no suele causar síntomas por sí misma, pero puede ocasionar enfermedades cerebro-cardiovasculares sintomáticas (enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular o enfermedad arterial periférica). Por su parte, las concentraciones elevadas de triglicéridos pueden producir una pancreatitis aguda mientras que las concentraciones altas de LDL pueden causar arcos corneales y xantomas en el tendón de Aquiles, los tendones del codo y la rodilla.
La dislipidemia es una alteración de las concentraciones plasmáticas de los lípidos que constituye un factor de riesgo de las enfermedades cardiovasculares. En países desarrollados, 1 de cada 4 pacientes que acuden a las consultas médicas tienen riesgo de dislipidemia, en países en vías de desarrollo como el Ecuador, el indicador es mayor aún.